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- “Aprendí más sobre amor, altruismo y humanidad de la gente que conocí en esta gran aventura del SIDA que en toda mi vida en ese despiadado y competitivo ambiente en el que transcurrió mi vida.
Anthony Perkins, el icónico intérprete de Norman Bates en *Psicosis*, vivió una existencia rica en logros, pero también marcada por el sufrimiento y una intensa lucha interna por aceptar su orientación sexual.
Cuando se menciona a personalidades del cine de terror, *Anthony Perkins* siempre destaca. Su papel en la inolvidable película de *Alfred Hitchcock* no solo cambió su vida, sino que lo consolidó como uno de los personajes más inquietantes del cine slasher.
Sin embargo, detrás de esa imagen aterradora de un asesino, se oculta la historia de un hombre que experimentó miedo y represión a lo largo de su vida.
Nueva luz sobre Anthony Perkins
El interés sobre Perkins ha revivido debido al lanzamiento de *Monstruo: la historia de Ed Gein* en *Netflix*. Esta serie examina la vida del criminal que inspiró el personaje de Bates. A raíz de este regreso al pasado clásico, surge una inquietante pregunta: ¿qué realmente sucedió con Anthony Perkins y su terapia para “curar” su homosexualidad?
Biografía de Anthony Perkins
Anthony Perkins nació en 1932 en Nueva York, siendo hijo de Osgood Perkins y Janet Rane. A los cinco años, la prematura muerte de su padre marcó su vida, lo que se reflejaría en sus complicadas relaciones y en la elección de personajes frágiles.
Estudió en Rollins College y la Universidad de Columbia. Su carrera despegó en Broadway con *Tea and Sympathy*, donde interpreta a un joven que es acusado de homosexualidad, un papel que presagiaba su propia vida.

Con *Friendly Persuasion* (1956), Perkins fue nominado a un Óscar, y su imagen de “chico sensible” lo convirtió en un galán singular. Sin embargo, su orientación sexual era un secreto que debía resguardar para poder prosperar en su carrera.
La terapia de conversión y su precio
Después del éxito de *Psicosis*, Perkins enfrentó una creciente presión mediática que avivó rumores sobre su vida personal. En un entorno donde la homosexualidad era vista como una enfermedad, fue obligado a someterse a tratamientos de conversión.
Según biografías como la de *Charles Winecoff (1996)*, asistió a sesiones intensivas para intentar “corregir” su orientación. Las versiones sobre los métodos varían, pero muchos sugieren que las experiencias fueron traumáticas y agresivas.
En su intento por preservar su carrera, Perkins sacrificó su identidad, cediendo a las presiones de una industria que lo oprimía.
Controversia en Netflix: ¿explotación o homenaje?
La reciente serie de *Ryan Murphy*, *Monstruo: la historia de Ed Gein*, ha reavivado el debate en torno a Perkins. Su interpretación en la producción ha suscitado críticas por trivializar el trauma del actor y por el llamado “outing póstumo”, que expone su vida privada en una narrativa cargada de morbo.
A pesar de la controversia, su historia intensifica la discusión sobre las violencias psicológicas sufridas por figuras LGBTQ+ en Hollywood durante las décadas de 1950 y 1960.
Vida personal y legado
En 1973, Perkins contrajo matrimonio con la fotógrafa *Berry Berenson*, con quien tuvo dos hijos, Osgood y Elvis. Aunque su unión fue vista como un intento de encontrar redención, quienes lo conocieron aseguran que sus tormentos internos nunca desaparecieron.
Años más tarde, fue diagnosticado con *SIDA*, una enfermedad que en esa época acarreaba un estigma devastador. Vivió sus últimos años en silencio, asustado de que su diagnóstico afectara a sus seres queridos.
Anthony Perkins falleció en 1992, a los 60 años. En su despedida, dejó un mensaje que reflejaba su humanidad:
“Aprendí más sobre amor, altruismo y humanidad de la gente que conocí en esta gran aventura del SIDA que en toda mi vida en ese despiadado y competitivo ambiente en el que transcurrió mi vida.”
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