Infórmate en 5 segundos
- En Cornellá, el Atlético no era tan dominante a pesar de que el marcador sonreía a su favor gracias a una brillante jugada de Julián.
La expresión de Julián Álvarez al ser sustituido en el banquillo refleja una impotencia profunda. Ese leve movimiento de cabeza, como una señal de frustración, representa un lamento ante situaciones inexplicables, evocando el conocido “este Atleti” que resuena entre los aficionados tras un partido cualquiera. La esencia del Atlético se mantiene constante a través de los años, una experiencia que sigue siendo la misma bajo la dirección de Simeone.
Fue un partido notable, marcado por otra victoria desaprovechada por decisiones propias, síntomas de desgana y errores persistentes. El equipo se echó atrás ante la mínima ventaja, tocando el balón sin necesidad y permitiendo al rival levantarse. Esta dinámica revela las limitaciones de algunos jugadores que son elevados por la propaganda de manera excesiva. En cada partido oficial, el aficionado colchonero ya anticipa la temporada que le espera.
En Cornellá, el Atlético no era tan dominante a pesar de que el marcador sonreía a su favor gracias a una brillante jugada de Julián. Sin embargo, la situación cambió cuando el entrenador comenzó a realizar cambios innecesarios. Cada decisión que tomó solo empeoró el juego. Alguna ya era cuestionable desde el inicio, como la intención de convertir a Baena en segundo delantero, limitando su capacidad de pase.
La suplencia de Griezmann ha sido interpretada por algunos como un acto de valentía, pero en realidad parece más una obligación. Su entrada al campo, aunque no era necesaria, se sintió forzada y tuvo el efecto contrario al pretendido. Los cambios realizados no respondieron a una lectura acertada del partido, sino que parecían preconcebidos, y el equipo lo notó en el rendimiento.
A pesar de los elogios por la supuesta mejor inversión del siglo en el Manzanares, la realidad del césped muestra una plantilla inferior a la anterior. Raspadori llegó con la etiqueta de paquete y su compatriota Ruggeri ha demostrado ser un lateral deficiente. Además, tanto Koke como Griezmann parecen haber sido superados por el tiempo; Oblak ha vuelto a exhibir dudas, y Le Normand se presenta como un central errático. Las incorporaciones no han mejorado el equipo y muchos jugadores han perdido su brillo, mientras que en el banquillo sigue la dirección de Simeone.
En resumen, la expresión de Julián Álvarez capta la esencia de la frustración colectiva entre los seguidores del Atlético.