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- Luego de su etapa como asistente en Colón de Santa Fe y su formación junto a Reinaldo Rueda en Honduras, el Flaco ha construido una carrera que equilibra la formación de jóvenes talentos con la dirección de equipos profesionales.
Cristian Leiva (49 años), antiguo director técnico de la Selección Chilena Sub 17 y con experiencia en Universidad de Chile y el fútbol argentino, se encuentra en un periodo de expansión internacional que lo vincula a constantes nuevos retos.
Luego de su etapa como asistente en Colón de Santa Fe y su formación junto a Reinaldo Rueda en Honduras, el Flaco ha construido una carrera que equilibra la formación de jóvenes talentos con la dirección de equipos profesionales.
En una reciente charla con En Cancha Prime, Leiva reflexiona sobre su trayecto en Argentina, las diferencias con el fútbol chileno, su labor como formador, y comparte su perspectiva sobre los proyectos venideros. Además, comenta su experiencia alternando entre ser técnico principal y asistente, así como sus recuerdos de las divisiones menores en la Universidad de Chile y su convicción de que su futuro le llevará nuevamente a la alta competición.
-¿Cómo valora su experiencia en Argentina?
Mi tiempo ahí fue altamente positivo; desempeñé el papel de asistente técnico bajo la dirección de Ariel Pereira. Comenzamos de forma impresionante, liderando la competición e invictos durante un buen tiempo. Sin embargo, tras una serie de cuatro derrotas consecutivas, desafortunadamente, se pidió la rescisión del contrato de “Pata”.
-¿Qué ocurrió después?
Regresé rápidamente a Chile, donde desde mayo estoy trabajando en un complejo deportivo que fundé hace tres años en la Quinta Región. Contamos con varias canchas de fútbol y pádel, además de una escuela de fútbol y diversas actividades. En realidad, no he estado ocioso, y en mis tiempos libres he estado viajando a Honduras para formaciones; estuve diez días allí, invitado por Reinaldo Rueda realizando cursos y un congreso para entrenadores. Me alegra haber estado siempre en movimiento.

Como ayudante técnico en Colón.
“La diferencia con Argentina es la pasión con que viven el fútbol”
-Antes de profundizar en su etapa en Honduras, ¿qué conclusiones saca de su paso por Argentina?
Es un fútbol muy desafiante. Argentina cuenta con una gran cantidad de equipos y jugadores de calidad. La competencia es intensa en todas las divisiones, y la exigencia es notable. En nuestro caso, las derrotas casi siempre fueron por estrechos márgenes. Rara vez se ven goleadas. Los jugadores respondieron al entrenamiento, logramos debutar a varios jóvenes y el ambiente en el club fue muy positivo, así que regresé a Chile satisfecho con lo logrado.
-¿Qué diferencias ha notado entre el fútbol chileno y el argentino?
Las diferencias son significativas. Primero, en infraestructura; Colón dispone de unas instalaciones impresionantes: ocho canchas, un gimnasio y un hotel. Esa base marca una gran diferencia. Con 30 mil socios, el estadio siempre estaba a rebosar. En Chile, solo ciertos equipos logran llenar estadios. La vivencia del fútbol es completamente distinta; hay una cultura que lo rodea. Aunque hay excelentes futbolistas en Chile, la pasión en Argentina es incomparable y se vive de una forma única.
-¿Ha tenido la oportunidad de regresar a Argentina?
Sí, hemos considerado la posibilidad de volver con Ariel. Hubo avances en conversaciones con cuatro clubes, pero las negociaciones no prosperaron, ya que los campeonatos estaban en plena acción y algunos equipos enfrentaban problemas. Estamos atentos a nuevas oportunidades, igualmente con el interés de explorar opciones en el extranjero. Estoy abierto a cualquier desafío que se presente.
-Reinaldo Rueda te llevó a Honduras… Cuéntame sobre esa experiencia.
Trabajé con Reinaldo Rueda durante dos años en la Selección y él fue quien, en colaboración con el Colegio de Entrenadores de Honduras, me llevó allí. Participamos en un curso de 35 horas enfocado en análisis tecnológico del fútbol, donde se capacitó a 60 entrenadores. También di una charla principal en un congreso dirigido a alrededor de 250 entrenadores. La recepción fue excelente y me sorprendió el reconocimiento de mi trayectoria. Actualmente, algunos representantes de la CONCACAF me han invitado a otros congresos, lo que abre nuevas puertas y es muy gratificante ser valorado en el extranjero.

Dirigiendo las divisiones inferiores de Chile. Foto: Aton.
-¿Cómo fue la transición de ser director técnico a asistente? ¿Le resultó difícil?
No, en absoluto. En la selección, además de dirigir la Sub 15 y Sub 17, también fui asistente en la Sub 23. Participamos en el torneo Esperanzas de Toulon y el Preolímpico. No me resulta extraño ser asistente; realmente disfruto del entrenamiento y el diseño de las actividades, que son fundamentales en un cuerpo técnico.
Recuerdos de la U y sus aspiraciones futuras
-Volviendo a su etapa en la U, ¿cómo recuerda esa experiencia antes de unirse a la Selección?
Fueron cinco años maravillosos en las divisiones menores. Dirigí a muchos jugadores, incluidos Lucas Assadi y Cristóbal Campos. Posteriormente, entrené a los sparrings, donde estaban Ángelo Henríquez y otros talentos. Esa etapa fue fundamental para mi desarrollo como formador y técnico.
-¿Hubo algún jugador cuya evolución le sorprendió y sintió que formó parte de su crecimiento?
Siempre se visualiza el potencial de un jugador, pero existen aspectos psicológicos y del entorno que pueden hacer que algunos no lleguen a su máxima expresión. Hay muchos jugadores técnicos en Chile, pero el factor mental es crucial. Ahí el entrenador debe ofrecer apoyo. Siempre he sido cercano a los jugadores, ayudándolos en su formación y en su camino hacia la alta competencia.
-¿Siente que quedó con la espina de no dirigir al primer equipo de la U, considerando que estuvo cerca de hacerlo como interino?
No, porque aún soy joven. Estoy disfrutando diversas experiencias, pero estoy seguro de que volveré. Probablemente lo haga en el extranjero, ya que he tenido varias oportunidades fuera y creo que se concretarán. Sé que dirigiré en el nivel profesional, pues tengo la capacidad y aún tengo mucho por delante.