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- La preocupación principal recae en el fast fashion y el ultra fast fashion, según la opinión de Elisa Tonga, jefa de Recursos y Mercados en la División de Industria y Economía de la entidad.
BarcelonaEl Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) ha puesto el foco en los efectos ecológicos de las nuevas dinámicas en el consumo de moda. La preocupación principal recae en el fast fashion y el ultra fast fashion, según la opinión de Elisa Tonga, jefa de Recursos y Mercados en la División de Industria y Economía de la entidad. Su oficina promueve un uso sostenible de los recursos a lo largo de todos los sectores industriales, no únicamente en el textil.
Impacto Climático de la Moda
La industria de la moda es responsable de entre el 2% y el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según investigaciones de Quantis y el World Resources Institute. Este dato ha cobrado mayor relevancia en contextos como la UNFCCC, donde se ha establecido la fashion charter para que las empresas textiles se comprometan a mitigar su impacto ambiental.
Fuentes de Emisiones
Las emisiones están vinculadas principalmente a la quema de combustibles fósiles en procesos de producción, especialmente en etapas como el procesamiento en húmedo y el uso doméstico durante el lavado y secado de la ropa. Además, la producción de fibras sintéticas también contribuye a este problema, dados los insumos derivados del petróleo que se utilizan.
Contaminación y Productos Químicos
Un tema preocupante es el uso excesivo de productos químicos en la industria, ya que se emplean más de 15.000 durante los distintos procesos de producción. Se estima que para obtener un kilogramo de tejido se utilizan más de medio kilogramo de sustancias químicas. Muchas de estas son tóxicas y generan problemas tanto en el ambiente como en la salud humana, incluyendo la contaminación por microplásticos que termina en nuestras fuentes de alimentación.
Exposición a Tóxicos
Los trabajadores de la industria y las comunidades cercanas a fábricas son los más vulnerables a la exposición a químicos. Sin embargo, los consumidores también enfrentan riesgos, no solo a través del contacto directo con prendas, sino también a partir de los microplásticos que entran en los ciclos alimenticios.
Agotamiento de Recursos Naturales
El crecimiento del fast fashion causa un agotamiento dramático de recursos naturales. Según estimaciones, si las tendencias actuales continúan, en 2030 el sector textil requerirá un 35% más de superficie agrícola, lo que implica un incremento de 115 millones de hectáreas. Además, la industria consume anualmente la asombrosa cifra de 250 billones de litros de agua, suficiente para llenar 86 millones de piscinas olímpicas.
Consumo de Agua en la Producción
Esta agua se usa en varias fases: desde el lavado de las prendas hasta procesos de blanqueo y tintura durante la producción, además de la necesaria para cultivar algodón.
Impacto del Consumo Acelerado
Las modalidades de consumo contemporáneas, impulsadas por el auge de marcas como Shein, han crecido en presión sobre los recursos. Desde el año 2000 hasta 2015, el uso de las prendas adquiridas ha disminuido un 36%, lo que refleja una tendencia a comprar más y utilizar menos, acelerando así el ciclo de producción y desecho.
Vertederos de Fast Fashion en el Sur Global
Las preocupaciones sobre los vertederos de fast fashion en países en desarrollo son evidentes. La gestión de residuos textiles importados de naciones desarrolladas varía significativamente entre países, algunos de los cuales han desarrollado infraestructuras para procesarlos. En otros casos, gran parte de lo recibido se convierte en residuo, lo que plantea un desafío en cuanto a reutilización y reciclaje.
Cambiando Patrones de Consumo
No se puede culpar únicamente a los consumidores por esta dinámica; su comportamiento es moldeado por las influencias de la publicidad y los medios. Los gobiernos deben fomentar cambios, incentivando modelos de negocio que promuevan la reutilización y durabilidad. La industria debe colaborar para establecer la infraestructura necesaria para modelos circulares y asumir la responsabilidad por los productos que generan.
Así, la unión de esfuerzos entre consumidores, gobiernos e industrias es clave para abordar la problemática del fast fashion y avanzar hacia un futuro más sostenible.