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- Este devastador episodio ha reabierto en el Reino Unido el debate sobre la salud mental en el contexto de deportes de alto rendimiento, enfatizando la importancia de proporcionar apoyo emocional a los atletas que entrenan en disciplinas extremas.
La comunidad británica de paracaidismo y numerosas personas en redes sociales están profundamente conmovidas tras la trágica muerte de Jade Damarell, una paracaidista de 32 años con una experiencia de más de 500 saltos. Su deceso ocurrió el 27 de abril en Shotton Colliery, en el condado de Durham, y se está investigando como un posible suicidio.
La investigación dirigida por la forense, doctora Leslie Hamilton, reveló que Jade saltó sin desplegar su paracaídas y desactivó manualmente el sistema de emergencia, lo cual indica que fue una acción deliberada. Este hecho excluye fallos técnicos y pone en relieve la premeditación detrás de su acto.
Horas antes de su salto, Jade había finalizado su relación con Ben Goodfellow, compañero paracaidista, y dejó mensajes de despedida en su teléfono móvil. Según el inspector Andrew Stephenson, esto sugiere que había planeado su suicidio.
El centro Sky-High Skydiving describió la tragedia como “impactante”, señalando que “no había indicios de comportamiento anómalo antes del salto.” En honor a su memoria, su madre realizó un salto tándem, y la familia ha iniciado una campaña para apoyar a la organización benéfica Make-A-Wish, ayudando así a otros con necesidades especiales.
Este devastador episodio ha reabierto en el Reino Unido el debate sobre la salud mental en el contexto de deportes de alto rendimiento, enfatizando la importancia de proporcionar apoyo emocional a los atletas que entrenan en disciplinas extremas.